Los resultados del último IPER Biobío confirman que la percepción económica regional se ha vuelto más cauta. Con un índice situado en rango pesimista (sobre 50 puntos es optimista) que marca 47 puntos, se evidencia un contexto donde la incertidumbre regulatoria, la inseguridad rural en la macrozona sur y las brechas en infraestructura siguen limitando las posibilidades de retomar desarrollo. Al mismo tiempo, emergen señales concretas de transformación, innovación y disposición empresarial que no deben ser pasadas por alto.
Un aspecto especialmente relevante es el creciente protagonismo de la inteligencia artificial en la estrategia empresarial regional. El 34% de las empresas ya utiliza IA en sus procesos estratégicos, y un 53% planea incorporarla en sus operaciones en los próximos tres años. Este fenómeno no solo da cuenta de una apertura tecnológica, sino de un compromiso real por modernizar las organizaciones, aumentar la eficiencia y posicionarse en una economía cada vez más digitalizada. La transformación ya comenzó; ahora es clave asegurar las condiciones habilitantes para sostener ese impulso.
La sostenibilidad empresarial muestra avances importantes, pero aún enfrenta desafíos estructurales. El 67% de las empresas cuenta con una estrategia definida, centrada especialmente en aspectos ambientales (85%) y sociales (72%). Sin embargo, menos del 31% reporta bajo estándares reconocidos, lo que pone en evidencia una brecha de trazabilidad que debemos cerrar con urgencia. Esta es una oportunidad estratégica para fortalecer a las empresas, alineadas con las exigencias internacionales y comprometidas con el desarrollo sostenible alineada con los estándares globales.
Frente a este panorama, las empresas siguen apostando por el futuro. Más del 30% planea nuevas inversiones durante este año, y el 40% de ellas generará nuevas contrataciones. Esto muestra que, a pesar de las dificultades, el sector productivo mantiene intacta su vocación de crecimiento y se sigue proyectando con visión de largo plazo. Pero esa disposición necesita ser respaldada por un entorno más ágil, predecible y colaborativo.
La visión de crecimiento también está presente. Aunque un 76% considera bajo el 2% proyectado para Chile en 2025, un 68% cree posible alcanzar un 4% en el mediano plazo, si se abordan con decisión los desafíos estructurales. Esto refuerza el llamado de CPC Biobío a reforzar la coordinación público-privada, no como un gesto político, sino como un imperativo estratégico.
En definitiva, la región cuenta con talento, capacidad instalada y un ecosistema empresarial que está dispuesto a innovar, invertir y crecer, lo que se requiere es que el Estado acorte plazos, entregue certeza jurídica y acelere la aprobación de proyectos claves para recuperar el bienestar de las familias del Biobío.
Ronald Ruf
Gerente general CPC Biobío