El Índice de Percepción Empresarial bajó a 47 puntos, reflejando mayor pesimismo por incertidumbre normativa, baja inversión y desafíos en seguridad e infraestructura.
La Cámara de la Producción y del Comercio, CPC Biobío, en conjunto con la Consultora EY y la Universidad Andrés Bello, presentó los resultados de la edición N°28 del Índice de Percepción Empresarial Regional (IPER Biobío), correspondiente a junio de 2025. El estudio, que recoge la visión de 102 empresarios y altos ejecutivos de diversos sectores y tamaños de empresas, entrega una radiografía actualizada de las expectativas del sector privado en la Región del Biobío.
Los resultados del IPER 2025 evidencian una percepción empresarial más cautelosa respecto al desempeño económico regional y nacional. El Índice de Percepción Empresarial alcanzó los 47 puntos, tres menos que en diciembre de 2024, consolidando una tendencia pesimista en la evaluación del entorno económico. Esta baja refleja una creciente preocupación del empresariado regional frente a factores como la incertidumbre regulatoria, el estancamiento en la inversión y los desafíos en seguridad e infraestructura, que continúan afectando la confianza y las proyecciones de crecimiento.
“El IPER cae nuevamente al terreno del pesimismo, lo que refleja una percepción preocupante en el corto plazo. Sin embargo, me parece valioso destacar que un 68% de los empresarios sí cree que Chile puede crecer al 4% en el mediano plazo. Ese dato nos muestra que el optimismo no ha desaparecido, pero requiere activarse con condiciones adecuadas: más certeza, mejor ambiente regulatorio y una agenda real de sostenibilidad”, explica Ricardo Fuentes, director de Ingeniería Comercial UNAB.
Inversión
Si bien un 32% de los encuestados proyecta que la inversión en la Región del Biobío aumentará durante 2025, un 29% estima que se mantendrá y un porcentaje creciente anticipa una disminución, lo que confirma un escenario de mayor incertidumbre y menor dinamismo.
En el ámbito empresarial, el 30% planea aumentar sus inversiones, principalmente en mejoras de infraestructura, automatización de procesos y adecuaciones normativas. En tanto, un 40% de las empresas que invertirán este año espera generar nuevos empleos directos o indirectos.
Respecto a los principales obstáculos para que Biobío se consolide como un polo atractivo de inversión, los empresarios identifican la lentitud en la aprobación de proyectos por parte de servicios regionales (82%), la inseguridad en la macrozona sur (57%), la falta de infraestructura (50%) y la incertidumbre regulatoria (37%).
Al respecto, el gerente general de CPC Biobío, Ronald Ruf, señaló que los resultados del IPER reflejan una baja en las expectativas de inversión, lo que evidencia un contexto regional más incierto y menos dinámico. “Este escenario nos obliga a redoblar esfuerzos para recuperar la confianza y generar condiciones que estimulen el desarrollo empresarial”.
Destacó que muchas de las inversiones proyectadas se enfocan en infraestructura, automatización y cumplimiento normativo. “Es alentador que el 40% de estas iniciativas generen nuevos empleos, lo que demuestra el compromiso del sector privado con el crecimiento regional”.
No obstante, Ruf advirtió que persisten barreras estructurales que limitan el potencial de Biobío como polo de inversión. “la excesiva lentitud en los procesos de aprobación, la inseguridad en la macrozona sur, las brechas en infraestructura y la falta de certeza jurídica siguen siendo las principales preocupaciones del empresariado. Por lo que hacemos un llamado a la autoridad a reforzar la coordinación público-privada y así despejar las barreras de inversión”.
Variables internas
Respecto al comportamiento de variables internas, se proyecta un aumento en los costos de insumos (66%) y en las remuneraciones (60%), lo que podría presionar los márgenes empresariales. A pesar de ello, un 52% de los encuestados espera aumentar el empleo en sus organizaciones durante el segundo semestre, lo que refleja una disposición a sostener el dinamismo productivo.
Mientras, la incorporación de inteligencia artificial se consolida como una tendencia estratégica. El 34% de las empresas ya utiliza IA en gestión estratégica, mientras que un 53% planea implementarla en operaciones en los próximos tres años. Las áreas con mayor proyección de adopción incluyen administración, finanzas, recursos humanos y atención al cliente, lo que evidencia un proceso de transformación digital en marcha.
“La incorporación de tecnologías como la inteligencia artificial aparece como un factor clave para reforzar esa capacidad adaptativa de las empresas. Los resultados de esta encuesta muestran que las compañías están comenzando a ver en la IA no solo una herramienta de exploración, sino un habilitador concreto de eficiencia, automatización y ventaja competitiva. Su adopción efectiva podría marcar una diferencia relevante frente a un escenario económico más incierto y exigente, por lo que su uso en procesos estratégicos y en el core business se hará cada vez más frecuente e imprescindible dentro de las organizaciones”, destaca Francisco Avendaño, socio líder de EY Concepción.
En materia de sostenibilidad, el 67% de las instituciones cuenta con una política o estrategia definida, enfocada principalmente en aspectos ambientales (85%) y de personas (72%). Sin embargo, el 40% aún no elabora reportes externos bajo estándares reconocidos, lo que representa una oportunidad para avanzar en transparencia, gobernanza y responsabilidad corporativa. “Es inquietante que sigamos viendo la sostenibilidad como un eslogan más que como una estrategia robusta. Menos del 31% de las empresas que dicen tener políticas sostenibles reporta bajo estándares reconocidos. Si no fortalecemos ese compromiso, corremos el riesgo de quedar fuera de los mercados que ya exigen trazabilidad ambiental y social como condición para competir”, argumenta el académico UNAB.
En cuanto al crecimiento nacional, el 76% considera que el crecimiento proyectado del 2% para Chile en 2025 es bajo, mientras que un 68% cree que es posible alcanzar un 4% en el mediano plazo, siempre que se aborden desafíos estructurales como la seguridad, la infraestructura y la certeza jurídica.