[vc_single_image image=»17983″ alignment=»center» img_link_target=»_self» img_size=»full»]A su llegada, la siderúrgica estaba al borde del cierre. Tras 5 años al timón, se le reconoce su liderazgo en los procesos de reestructuración interna, lucha por salvaguardias y recursos clave para la operación. Hoy deja la empresa con cifras azules y con un reconocimiento transversal a su gestión.
En efecto, ya en el plano ejecutivo, a Escobar se le reconocen varios hitos, entre ellos controlar las pérdidas tras una compleja etapa de readecuaciones internas para volver a las utilidades (entre ellas cerrar la línea de productos planos y reducir prácticamente a un tercio al personal); liderar el proceso para convencer a la autoridad de dictar salvaguardias y antidumping contra competencia desleal proveniente de China y México; y finalmente haber obtenido en mayo el visto bueno del Directorio de CAP para fondos que permitieran la mantención de los dos altos hornos y la puesta en marcha del segundo de ellos, paralizado desde finales de 2013.
Mientras esto ocurría, lideraba un proceso volcado, primero a rentabilizar la operación (haciéndola más eficiente y vendiendo subproductos), y segundo, apuntar a la innovación, buscando el desarrollo de productos específicos y de valor agregado, que hicieran menos permeable a Huachipato ante los vaivenes del, de por sí inestable, mercado internacional del acero.
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